martes, 25 de junio de 2013
lunes, 24 de junio de 2013
Pequeña de las dudas infinitas.
No hace falta echar la vista atrás más de un año. No hace falta. ¿Dónde está todo? ¡Qué preguntas!
Nadie sabe lo que es echar de menos si realmente no se ha visto en la situación de tener a las personas importantes lejos de ti. A kilómetros. Unos simples kilómetros que se convierten en el problema más jodido de todos. Ese problema por el que se mueve el mundo. Ese problema que puede terminar con todo. No es un problema cualquiera, es 'el problema'.
¿Dónde está el cóctel molotov en el que nos convertíamos? ¿Y la revolución que eramos? Pocas preguntas. Demasiado difíciles contestarlas. Por más que lo intento no sé comenzar con verbos en presente. *Éramos, ¿Qué cosas, no? Nosotros éramos. Y no sabes cómo éramos, lo que éramos. ¿Cómo puede cambiar tanto el aspecto de un verbo con tan solo cambiarlo de tiempo? ¿Por qué nos gustaba tanto ser juntos, en presente? ¿Por qué tan poco serlo por separado, en pasado?
Entonces, en tu cabeza suena 'Niebla', y afirmas todo. Piensas en lo mejor, y es ahí cuando te das cuenta de que si algún día no está echarás de menos su caminar, su despertar, su forma de hablar, su mal humor, su estar mejor, su pelo y su voz. Porque echar de menos no se basa en una persona. Echar de menos es algo así como una mezcla de todo lo bueno y lo malo que nos rodea. Lo más insignificante, es el recuerdo más bonito. Lo más insignificante, es aquello que terminas echando de menos. Detalles. Suerte que tengo de no saber echar de menos. Lo dicho, detalles. Las sonrisas que ya no están, las lágrimas que ya no las seca nadie, los guiños de ojo que ahora te hace cualquier gañán que quiera sacar algo de ti, los abrazos que te hacían ser fuerte, las cosquillas que te hacían reír toda la tarde, las miradas de complicidad, los besos compartidos, dos manos apretándose fuerte con un mensaje 'voy a estar a tu lado pase lo que pase', los lugares prohibidos, las noches, días y tardes efímeras en compañía. Espera, ¿esto no es echar de menos?
Una joven de diecisiete años echando de menos, ¿que ironía, no? Pero es que después de un mal invierno, le ha seguido una peor primavera. ¿Y el verano? Si fuera creyente rezaría para que mejorara al menos un poco respecto a los dos anteriores, pero no. El problema no es ese. El problema es saber que no va a ir nada bien si no te rodeas de aquellos apoyos que hacían que todo diera un giro de 180º. Triste, sí. Pero cierto.
¿Promesas? No me hagas reír. Eso no existe sino van seguidas de hechos. De hechos que nunca se cumplen. Es así. Ahora te cuesta sudor y lágrimas encontrar a alguien de verdad. Alguien que haga de esas promesas, hechos.
Cuando te fallan los muros más importantes, todo se viene abajo. Algo así pasa. Algo parecido a una 'crisis emocional'. Me quejo de vicio. Pero éste también me mata. Y aquí estoy. En la noche de San Juan con la luna más grande y bonita de todo el año, y yo echando de menos. No hay nadie con la que compartirla. Bueno sí que lo hay, y eso es lo peor. Algún día volveremos a brillar en toda la inmensidad, como dos cometas, cariño.
Cada día se aprende algo nuevo. Yo, hoy, he aprendido a echar de menos de verdad.
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