viernes, 29 de junio de 2012

¿Por qué te quiero en 65 palabras? Te quiero porque creo que entiendes como soy. Te quiero porque a ti te puedo contar lo que a nadie le puedo contar. Porque puedo sentir que mi vida a tu lado cobra sentido y deja de ser vacía. Te quiero porque me preguntaste cuántos años tenía cuando murió mi padre y eso nadie me lo había preguntado jamás. Te quiero tanto que me gustaría.. ¿Qué te gustaría? No sé, no lo he podido escribir, 65 son muy pocas, ¿no?
Yo sigo, para mí con 65 palabras no tengo ni para empezar, pero solo terminaré esa frase. Te quiero tanto que me gustaría pasar el resto de mi vida a tu lado. Perfecto.



Y vamos a bebernos tú y yo el mundo, sí.

Nunca había entendido eso de "en lo bueno y en lo malo". Tal vez porque poca gente termina cumpliéndolo o tan vez por mis pocos años en esto que muchos llaman vida, o algo así. El caso es que un fan incondicional de ese "trampas al sol", un loco cuando oye "cuando zarpa el amor" y una máquina expendedora de abrazos cuando suena ese "give me everything tonight", me hace entender ese puñado de palabras día tras día.






jueves, 7 de junio de 2012

Y ahora soy yo la que te dice que pierdo el culo por ti.

Y allí estaba él, con esa sonrisa que hace que pierda los papeles. Y yo, con esas ganas de abrazarle que día tras día crecen a pasos agigantados. Después de estar unas escasas pero intensas horas en las nubes, no me quedan palabras para decir algo que no haya dicho ya.. y, ¿la verdad? Haciendo un balance largo y un tanto negativo de toda la poquita vida que llevo en estas venas, puedo decir a estas alturas, siete de junio de dos mil doce, que ha sido, es y estoy segura de que será lo mejor de ella.

Tras estar escribiendo varios meses al engaño, odio, rencor y orgullo, aquí está todo esto. Desde hace un tiempo que no puedo identificarme con lo escrito, y es que, sinceramente, este señorito de un metro y unoscuantos centímetros, pelo castaño claro, sonrisa de loco y ojos marrones, ha hecho que salga eso que pensaba que no existía en mi. El único que ha podido con el orgullo, rencor y demás cosas odiosas que tengo en mi interior. Y es que es inevitable, me pone tierna.