jueves, 19 de julio de 2012

Rozando la perfección, ya ves.



Y cada vez lo tengo más claro, tener al mejor del mundo a mi lado es la suerte más grande que he tenido. Nunca, nadie, había sido capaz de enamorarme 188 días seguidos las 24 horas del día. ¿Sabes que es lo que más me gustaría? Estar tumbados en nuestra cama y que en ese momento se parara el tiempo. La sensación de abrazarte, la de besarte, serían los mejores regalos del mundo. Todos y cada uno de los días. Acabar agotados de reírnos y querernos como sólo nosotros sabemos hacerlo.

Hoy, ahora, si estoy escribiendo esto es porque me he dado cuenta de que quiero pasar el resto de mi vida con alguien. Y el resto de mi vida quiero que empiece ya. Contigo. Te garantizo que habrá épocas difíciles y que en algún momento uno de los dos, o los dos, queramos dejarlo todo, pero también te garantizo que si no te pido que seas mío me arrepentiré durante el resto de mi vida. El otro día cuando discutimos  iba a dejarte solo, pero entonces me di cuenta que prefiero discutir mil veces contigo, que hacer el amor con otro. Y es que me encanta la arruga que se te forma aquí cuando me miras como si estuviera loca, me gusta oler tu perfume en mi ropa después de pasar el día contigo, me enamora que te acuerdes de mi todas las mañanas y me des los buenos días y quiero que seas la última persona con la que hable antes de dormirme por las noches. 


Vale más una sonrisa, sólo si tú estás.
Te quiero chiquito.

No hay comentarios:

Publicar un comentario