domingo, 9 de febrero de 2014

Aún recuerdo esa canción, de los dos. Éramos dos, era un volcán.

¿Alguien capaz de salvarme? ¿Capaz de sacarme de toda la mierda en la que me he metido? ¿De verdad? No. Nadie. ¿Acaso es fácil decir que estás bien? ¿Es fácil sonreír a estas alturas? ¿De verdad? No. Nunca.

Cuando te dan a elegir entre final o feliz, te planteas todo. Sólo una opción. Sólo una. Una. Demasiado poco para ti, ¿no? Me acojona reconocer cosas como esta. Pero reconozco, afirmo y desmiento. No soy capaz. No lo soy. No. Y tú mejor que nadie deberías saberlo. Qué cerca estuve de llevarlo bien.  Hace rato que no sé lo que es avanzar. Hace tiempo que estoy sola. Hace una eternidad que busco a alguien lo suficientemente inteligente que sepa regalarme una sonrisa sin esperar nada más. Una persona que sepa encontrarme a mí. Hace meses que te busco a ti. Pero no encuentro nada, como me pasa con todo. Soy un peso, en lugar de un regalo, y además, vengo con paquete, la mala suerte enganchada en cada milímetro de mi piel. ¿Quién quiere alguien así? ¿Quién quiere algo así?

Decidir si seguir o parar, cuando sólo depende de ti la respuesta no es malo. No sería malo si apostaras por ti. Por mí. Cuando la cuesta es una recta llena de monotonía, malas contestaciones y sueños sin cumplir, llega a ser peor que el propio Everest. Y créeme que he pensado en abandonar más de una vez, a ti te da igual y a mí no me importa. Perdóname. Si hubiera alguien cerca dispuesto a. Pero pierdo todo. Pierdo siempre. No todos podemos tener algo que cuidar. Algunos lo pierden por el frío. Otros por serlo.

Es más fácil acabar con todo cuando no eres nada. Cuando no eres nadie. 

Y escribir sigue siendo la forma más sencilla de huir, aunque no la única.






1 comentario:

  1. Menuda manera de hacer míos tus sentimientos, o tuyos los míos, ni lo sé. Versionando a Andrés Suarez: Sálvate tú misma, y cuenta vuestra historia.

    Yo cuento la mía aquí: www.fueenunaciudadsinmar.blogspot.com te pasas? :)

    ResponderEliminar