lunes, 2 de diciembre de 2013

Y aquí termina-empieza diciembre.

Hoy, tengo entendido, que ha llegado la hora de irme. Y esta vez tiene toda la pinta de ser la definitiva. No sé si cuando vuelva será a ti a quien escriba, o tenga la no-suerte de encontrar a alguien capaz de lograr la mitad que has conseguido tú de mi y que me deje cerrar los ojos para imaginarte.


O tal vez, ójala vuelva para contar que estamos juntos. No entiendo por qué no has acabado con toda la esperanza que se queda aquí para hacerme más difícil la subida.


De todas formas, seré 'esa' que no aparecerá en tu vida mientras te vea sonreír. Si eres feliz con lo que tienes sin contar conmigo, debería seguir tu ejemplo. No tengo ni puta idea si salir corriendo será lo mejor para salvarme, para escapar de todo esto. Porque ahogarme contigo es seguir salvándome a  mi misma. Pero tranquilo, entiendo que no sea nada del otro mundo aunque conmigo hayas viajado a otro mundo.

domingo, 1 de diciembre de 2013

Para tus 'quien quiera peces que se moje el culo'.

'Hemos dejado de mojarnos el culo por las cosas que hacen que la vida de una persona sea extraordinaria. Y son precisamente esas cosas las que nos hacen un poco inmortales: las que se quedan cuando nosotros nos hemos ido.


Mi pregunta es, ¿Cuál es vuestro pez? ¿Por qué hacéis las cosas? ¿Estáis haciendo todo lo que podéis? ¿Hace cuánto que no hacéis algo simplemente porque os da la gana? ¿Cuándo fue la última vez que hicisteis algo que os movió por dentro? Si desaparecieseis mañana, ¿por qué os recordarían? Espero equivocarme, pero es probable que recordéis mejor la última vez que os quejasteis por algo.


Os voy a pedir un favor: No os conforméis, nunca os acomodéis. Nunca deis algo por suficientemente bueno, porque entonces dejará de serlo. Siempre hay algo más allá de donde acaba nuestra nariz.'


Peces más bonitos y con más memoria he visto.

lunes, 18 de noviembre de 2013

Muy cerca de tus pasos, para que no te caigas.

'Nos empeñamos en buscar la felicidad sin saber que es ella la que nos tiene que encontrar a nosotros', mentira y gorda. Nadie que no la tenga al lado puede ser feliz. Sí, hablo de ti, amiga. Pocas personas pueden usar ese nombre. Yo tengo la suerte, necesidad y alivio de poder hacerlo. Amiga. 







Que tengamos el récord del mundo en querernos, dice poco de nosotras, cualquiera puede hacerlo ¿no? Somos esas que planean y planean para luego hacer todo lo contrario; las que hacen listas de películas para no ver ninguna; las que compran ropa que nunca se ponen; las que prefieren una buena siesta en lugar de un día de piscina; esas que ignoran las opiniones de la gente; las que se encargan de comprar cada mínimo detalle para salir haciendo el carnaval cualquier día a cualquier hora; las que saben que ir andando a algún lugar con una botella de la mano tiene como consecuencia acabar borrachas en mitad del camino. Las mismas que hacen lo imposible por pasar el mayor tiempo posible juntas; las que se escriben cartas contando los años y las andadas que llevamos ya; a las que las encanta que 'no haya nada' como excusa para salir de fiesta y llegar a casa después de almorzar; las deportistas que planean levantarse pronto para salir a no-correr. Ellas, que tienen que salir vestidas iguales; ellas que se apoyan en las decisiones más idiotas porque saben que luego van a estar allí para tapar esas pequeñas cicatrices; las que lloran por echarse de menos, las que lo hacen de alegría por tenerla al lado; a las que los cumpleaños solo las importan para verse sonreír mutuamente. Aquellas que hacen todo lo no-moral, y, ¿sabéis qué? Por eso mismo son felices juntas, por eso mismo esa pequeña niña me hace tan feliz a mi. 


Pequeña, pero enorme. 





La próxima copa va por ti, por nosotras, María, por los abrazos que hablan, los momentos que marcan la vida, la calma. Y no dudes nunca que yo estaré muy cerca de tus pasos para que no te caigas, muy cerca y muy callada y así me vas contando. La próxima copa la tomamos juntas, como todo, como siempre.













Que juntas es posible.

Que juntas llegará.

domingo, 17 de noviembre de 2013

A la hora de siempre, en el sitio de siempre.

¡Joder! Y qué bonito era cuando venías diez minutos antes de la hora acordada porque: 'no podías aguantar más'. Los nervios de las primeras veces o los pequeños detalles que me cambiaron tanto. Me cambiaron digo, porque a ti te estropearon. Me arrepiento, sí, de pegarte toda aquella mierda en la que estaba metida. Con lo que podrías llegar a ser. Con lo que nos podríamos haber dado.

¿Y ahora? La pregunta de siempre, a las horas de siempre. Ahora solo salen las palabras para hundirnos un poco más. Y digo más, porque suficiente ahogados estábamos ya. Que te quiera no significa que no hayas cambiado, y no,  no me preguntes el por qué, porque si lo supiera hace ya tiempo que había desaparecido de tu vida, desaparecido de la única forma que puedo: ninguna. 

Supongo que tampoco puedo pedir que te replantees todo esto, ya no te puedo pedir nada. Fallos cometemos todos, y yo más que nadie, pero no a todos se nos da bien reprocharle, si a quien se lo dices es tu debilidad. En todos los sentidos. Por mucho que me odies, no me quieras, no te guste, sea poco o diferente. Diferente. Como todo. Como siempre. ¡Qué contradicción! Ya no tengo que gastar tiempo en valorar el que tú perdías por entenderme a mi. Porque ya no lo haces. Me limito a esperar a que el día menos pensado te atrevas a verme, a quedar, a querer entenderme durante 5 minutos, aunque aquellos nervios lleven desaparecidos tanto tiempo como tú. ¡Cómo cambia el cuento cuando deja de existir el lobo para dar paso a las lobas! Y es que yo siempre he sido más de ronroneos y caricias en las espalda.

Y tú conmigo, no te engañes.








martes, 5 de noviembre de 2013

Nota de autosuicidio.

Rozando los setecientos cincuenta días sin pensar en mi. Tal vez debería empezar a hacerlo otra vez. Debería, porque cada día son menores las ganas, las fuerzas y los ánimos para seguir. Simplemente para seguir. Hace tiempo que me da  igual si seguimos hacia delante o hacia atrás. Pero que sigamos. Otra vez hablando en primera persona del plural, otra vez hablando de nosotros. Sigo sin aprender.


Masoca. Masoca. Masoca. Masoca. Así, pasando las horas y los días repitiéndome que 'mañana será otro día', repitiéndome que 'mañana todo volverá a la normalidad'. Y a estas alturas, ¿qué es la normalidad? La normalidad eras tú. Eras. Ya ni eso es normal.


Lo siento, pero no puedo más. Cualquier día, cualquier locura. No sé por qué, pero aún sigo viva.


viernes, 1 de noviembre de 2013

Un pasito para atrás, dos adelante.

A veces y a escondidas, siempre. Tengo grabado el sonido de tu risa a fuego en mi cabeza, y no sabes lo que ayuda recordarla cuando más lo necesito. No miento cuando digo que esto se acerca a tocar las estrellas. Se acerca cuando no estamos por debajo del suelo. El 'ya vendrán tiempos mejores', ha llegado. Y son inmejorables.

sábado, 12 de octubre de 2013

'La musa de mi música, princesa', decía.

¡Qué bonito e irónico a la vez es estar bien uno de cada cinco días! Convencida de aceptar que todo el mundo merece una segunda oportunidad, la doy. Doy todo. Probablemente dentro de ese 'todo el mundo' no esté yo. Probablemente sea así. 

Escribirte día sí y día también demuestra muchas cosas. Entre ellas que llevo cerca de dos años haciéndolo. ¿Y qué cojones importa el tiempo si no tienes con quien compartirlo? Y no es que no quiera, es que no puedo. Yo comparto, a pesar de no recibir lo mismo. El tiempo y el espacio son como hermanos gemelos. Y dicen que vas echando de más lo que un día has echado de menos. Y digo dicen. Porque no he echado de más nunca. No te he echado de más. Vivo echando de menos. 'Vivo' como se puede vivir haciendo eso. 

Yo tenía entendido que después de cometer un error, se intenta arreglar aquello que ha fallado. Ya veo que sigo viviendo en otro siglo. Ya da igual si falla algo, si se jode esto o si pierdes lo otro. Aún queda gente que necesita perder cosas para saber lo que tenía. Perder más cosas de las que ya están perdidas. Es fácil ser así cuando sabes que siempre va a estar quien quieres ahí. 

Al final no voy a saber si es bueno o malo estar lejos. Si de verdad debo esperar algo. Si todo el mundo merece esa oportunidad de la que tantos hablan. Si es más fácil seguir adelante con este plan detrás. Si me tengo que creer todo lo que dicen. Si ya no se tiene que cumplir lo que prometes. Si viajar en tren tantas horas no me va a hacer perder los papeles y la cabeza cualquier día. Si dar vueltas a las cosas es bueno sabiendo que acabarás pensando en la misma solución. Si esperar no me va a hacer desesperar. Si yo me merezco pensar en ti de verdad. O simplemente, si yo merezco algo.

lunes, 26 de agosto de 2013

Sé tú por mi.

Y repetir. Repetir noches, días, tardes y siestas. Sobre todo eso. Siestas. Lo que me gustaba antes era saber que nadie lo entendía. Ahora soy yo la que no lo entiende, y perdóname, debo tener las ideas fuera de moda.


De un momento a otro lo vuelvo a entender. Un momento que dura el tiempo y el espacio que recorro para doblar la esquina y ver que estás. Bueno, ya no tengo claro si de verdad estás o son solo sueños. Últimamente sueño cosas tan reales que me superan los límites del sueño y la realidad. Tengo tantas ganas de que todo pase y me dé cuenta que es sólo un sueño. Una pesadilla. Tengo tantas ganas de ti, como tú de mi. Se respira en el ambiente cierta tensión, ya no sé si sexual. Nunca hemos sabido frenar antes de que fuera tarde y ahora no iba a ser menos, ahora es peor. Y si de algo estoy segura, por mucho que pienses lo contrario es que la distancia no divide las ganas, las multiplica. 

 

Eso hacemos, multiplicar(nos). Las circunstancias de esto no podían ser mejores, ni una pizca de aire entre tú y yo. Y de nuevo se vuelve a afirmar que las ganas estaban multiplicadas, y no solo por dos; y si no, que hablen las paredes, la mesa o la misma cama. Una suite de lujo, un bonito precipicio para caer un día tras otro. Para caer un día más, pensando si ese será el último. Al menos me consuela recordarlo viéndote dormir.


Y de vuelta sale una vocecilla de la radio que nos dice: 'Depués de terminar una relación todo se ve oscuro, pero después siempre llega algo mejor'. Y ¡joder! Parece que lo hacen a propósito. Todo encaja, y eso a nosotros no nos parece algo normal. Tenemos la espectacular suerte de que los planes salgan peor de lo contrario a lo que esperábamos, y oye, hasta yo me había acostumbrado a eso ya. Me acostumbro tarde, y ya sé que soy la chica perfecta en el momento equivocado y que no sé cómo lo hago para llegar tarde o demasiado pronto. Parece mentira, sabes que me encanta ser el jodido centro, pero de ti.


No entiendo. Lo siento. 'Te juro que no puedo más', sale de mi boca. Pero me da igual, sólo me dura un segundo.


Las estrellas fugaces se cumplen, eso lo sé desde hace unos cuantos días. Está claro. Esta(ba) claro. Hasta que volvió a pasar. Miedo. Excesos. Y ganas de correr. Muchas ganas de correr(se), y no hablo solo de mover las piernas rápido, como si alguien estuviera persiguiéndote.



Las estrellas fugaces están para pequeñas soñadoras imbéciles como una servidora. Y son eso, fugaces. Menos mal que siempre guardo un as en la manga.






lunes, 5 de agosto de 2013

Welcome eighteen.

Tan solo llevo unas horas siendo 'mayor de edad'. ¡Qué irónico! Yo, mayor de edad. A veces pienso que el tiempo pasa demasiado rápido. No me da tiempo a disfrutarlo. Pero solo a veces. El sábado, disfruté de mis últimos y primeros minutos como una enana. Una enana mayor. Lo mejor ha sido que todo esto no dependiera de mi. Que tengo suerte, aunque a veces se esconda la muy condenada. Tengo suerte de rodearme de lo peor de cada lugar, y no sabéis cómo me gusta forma parte de eso a lo que llamo 'lo peor'. Comerte una noche cualquiera no es lo mismo cuando lo haces acompañada; cuando lo haces con ellos. No tengo más palabras que un GRACIAS enorme, como vosotros. Creo, y solo creo, que esto no se puede superar. Tengo todo lo que quiero; bueno, relativamente.


Los diecisiete tienen pocos momentos verdaderamente importantes. Han sido jodidos, ¿para qué nos vamos a engañar? De estos espero lo mejor, y si no es posible, al menos lo menos malo posible. Y también te espero a ti.

Dos opciones.

'Que las pequeñas cosas no te engañen, son pequeñas pero no sencillas. Tienen trampa. Y es que esas pequeñas cosas no sirven de nada si no las compartes con alguien a quien quieres. Porque solo cuando las compartes, las pequeñas cosas pasan a convertirse en auténticas joyas. 

 

Las joyas de verdad no están en los museos ni en las cajas fuertes. Las joyas de verdad no brillan ni deslumbran. Las auténticas joyas no son las que te hacen más rico, son las que te hacen sonreír. 

 

Yo no me considero un tipo codicioso, no necesito muchas joyas. Me conformo con volver a sentirme vivo . Quiero volver a sentir que alguien se preocupa por mi. Quiero volver a sentir que hay alguien de quién me quiero preocupar. La felicidad es un arma de doble filo. No hay nada mejor cuando la tienes, pero si la pierdes, te quedas hecho polvo. Porque al final del día te das cuenta de que lo importante, seas un capullo o un iluminado, es que tienes dos opciones y hay que elegir. Puedes elegir la opción fácil: dejarte caer y hundirte; o puedes elegir la opción difícil: seguir buscando. Y entonces si tienes un poco de suerte, una de esas joyas pasará por delante para darte el valor necesario y volver a la superficie.'


                                                                                    Frágiles.

martes, 25 de junio de 2013

Good luck.

Me cuesta ponerme sentimental y todas esas mierdas que no me pegan nada, pero ¿en serio queda gente que necesita perder algo para saber que lo tenía? No me puedo creer que en este mundo aún quede gente así. ¿Qué pasa? ¿No han aprendido lo suficiente para darse cuenta de la importancia que tienen las cosas? ¿O tal vez ni siquiera saben que las cosas tienen importancia?

 

Esto no es demasiado relevante cuando se habla de eso, de cosas. Pero, ¿y cuándo lo hacemos de personas? Solo aparecen los típicos: 'era una buena persona', 'siempre se van los mejores'. ¿Solo es una buena persona cuando se va? ¿Qué pasa? ¿Acaso los mejores no les tenemos al lado día a día y no se lo recordamos? Pues señoras y señores bienvenidos al fantástico mundo de la hipocresía, del hijoputismo. Bienvenidos a un mundo de mierda en el que no te conocen por lo que eres ahora, te conocerán cuando  no estés por lo que has sido. En el momento aquel en el que te vas, es cuando te valoran. Tal vez no les es suficiente una vida entera para hacerlo, o a lo mejor, llegan tarde a todos lados incluso a darle las gracias y decirle que es el/la mejor antes de que sea tarde.


Afortunadamente yo conservo esa virtud. La virtud que te hace valorar lo que tienes ahora, en este mismo instante. Y hoy, veinticinco de junio, te doy las gracias y te digo que eres la mejor. Te quiero mamá.



lunes, 24 de junio de 2013

Pequeña de las dudas infinitas.

No hace falta echar la vista atrás más de un año. No hace falta. ¿Dónde está todo? ¡Qué preguntas!


Nadie sabe lo que es echar de menos si realmente no se ha visto en la situación de tener a las personas importantes lejos de ti. A kilómetros. Unos simples kilómetros que se convierten en el problema más jodido de todos. Ese problema por el que se mueve el mundo. Ese problema que puede terminar con todo. No es un problema cualquiera, es 'el problema'.


¿Dónde está el cóctel molotov en el que nos convertíamos? ¿Y la revolución que eramos? Pocas preguntas. Demasiado difíciles contestarlas. Por más que lo intento no sé comenzar con verbos en presente. *Éramos, ¿Qué cosas, no? Nosotros éramos. Y no sabes cómo éramos, lo que éramos. ¿Cómo puede cambiar tanto el aspecto de un verbo con tan solo cambiarlo de tiempo? ¿Por qué nos gustaba tanto ser juntos, en presente? ¿Por qué tan poco serlo por separado, en pasado?

 

Entonces, en tu cabeza suena 'Niebla', y afirmas todo. Piensas en lo mejor, y es ahí cuando te das cuenta de que si algún día no está echarás de menos su caminar, su despertar, su forma de hablar, su mal humor, su estar mejor, su pelo y su voz. Porque echar de menos no se basa en una persona. Echar de menos es algo así como una mezcla de todo lo bueno y lo malo que nos rodea. Lo más insignificante, es el recuerdo más bonito. Lo más insignificante, es aquello que terminas echando de menos. Detalles. Suerte que tengo de no saber echar de menos. Lo dicho, detalles. Las sonrisas que ya no están, las lágrimas que ya no las seca nadie, los guiños de ojo que ahora te hace cualquier gañán que quiera sacar algo de ti, los abrazos que te hacían ser fuerte, las cosquillas que te hacían reír toda la tarde, las miradas de complicidad, los besos compartidos, dos manos apretándose fuerte con un mensaje 'voy a estar a tu lado pase lo que pase', los lugares prohibidos, las noches, días y tardes efímeras en compañía. Espera, ¿esto no es echar de menos?


Una joven de diecisiete años echando de menos, ¿que ironía, no? Pero es que después de un mal invierno, le ha seguido una peor primavera. ¿Y el verano? Si fuera creyente rezaría para que mejorara al menos un poco respecto a los dos anteriores, pero no. El problema no es ese. El problema es saber que no va a ir nada bien si no te rodeas de aquellos apoyos que hacían que todo diera un giro de 180º. Triste, sí. Pero cierto.


¿Promesas? No me hagas reír. Eso no existe sino van seguidas de hechos. De hechos que nunca se cumplen. Es así. Ahora te cuesta sudor y lágrimas encontrar a alguien de verdad. Alguien que haga de esas promesas, hechos.


Cuando te fallan los muros más importantes, todo se viene abajo. Algo así pasa. Algo parecido a una 'crisis emocional'. Me quejo de vicio. Pero éste también me mata. Y aquí estoy. En la noche de San Juan con la luna más grande y bonita de todo el año, y yo echando de menos. No hay nadie con la que compartirla. Bueno sí que lo hay, y eso es lo peor. Algún día volveremos a brillar en toda la inmensidad, como dos cometas, cariño.


Cada día se aprende algo nuevo. Yo, hoy, he aprendido a echar de menos de verdad.

martes, 14 de mayo de 2013

Rotos y descosidos.


Y me abrazaste otra vez; igual de roto pero tan guapo como siempre. Me abrazabas y yo sólo quería que no te acercases del todo; no te fueses a cortar con todo lo rota que estaba. Y fue justo ahí, cuando entendí que cuando los rotos se abrazan, se forman mantas. Mantas en las que pasar un enero, un invierno o toda una vida. Has sido freno cuando había un muro delante. Y has sido muro cuando necesitaba sujetarme. Contigo me he reído tanto que a veces se me olvida lo llorado.  Eres tan diferente al resto que salimos ganando. Salíamos ganando*. 


Porque ahora toco fondo. Ahora tocar fondo es dejarse caer en el sofá y encender la tele. Aunque en todos los canales le estén sacando a él. Prefiero pensar que eres la persona correcta en el momento equivocado. Y que te volveré a encontrar. Tarde o temprano. Para volver a ser 'nosotros'. Para dejar de ser 'tu y yo', y pensar, que aún tengo un sitio debajo de tu piel para hacerme la dormida.

sábado, 11 de mayo de 2013

Littleholidays.

'Lo que intento decirte es que entiendo lo que es sentirse el ser más pequeño, insignificante y patético de la humanidad; y lo que es sentir dolor en partes del cuerpo que ni siquiera sabías que tenías. Y da igual cuántas veces te cambies de peinado,o a cuántos gimnasios te apuntes o cuántos vasos te tomes con las amigas; porque sigues acostándote todas las noches repasando todos los detalles y preguntándote qué hiciste mal o qué pudiste mal interpretar, y cómo puñetas en ese breve instante pudiste pensar que eras tan feliz. A veces, incluso intentas convencerte de que él verá la luz y se presentará en tu puerta.Y después de todo eso, y aunque esa situación dure mucho tiempo, vas a un lugar nuevo y conoces a gente que te hace recuperar tu amor propio.Y vas recomponiendo tu alma pedazo a pedazo, y toda esa época difusa, esos años de tu vida que has malgastado, empiezan por fin a desvanecerse.'

 

domingo, 10 de febrero de 2013

Querido viernes.


Llegué a engancharme a tu piel. De una manera rápida y un tanto extraña. Sin darme cuenta de que lo hacía. Es fácil cuando alguien te regala su tiempo y comparte sus momentos contigo. Y, ¿quién no se ha enamorado alguna vez? Al fin y al cabo todo el mundo necesita un apoyo incondicional al lado, ¿no? Y ese apoyo no podía ser otro que el tuyo. Tú, ojos brillantes, sonrisa de loco, y mi perfecto romántico. La gente piensa que ser romántico es cenar con velas, caminar bajo la luna o probablemente recitar una poesía. Pero no. Contigo, me he dado cuenta de lo que realmente es ser romántico. Es ser esa persona que te empuja a hacer lo que jamás creíste, la que borra de tu cabeza tus ‘yo nunca’ y tus ‘yo que va’, la persona que te hace sentir la princesa del cuento sin necesidad de coronas. En realidad, nunca había llegado a entender lo que significaba ‘todo’. Una simple palabra. Pero con demasiados sentimientos dentro de ella. Ahora lo entiendo. Sin ti, soy esa chica a la que se la han roto las bombillas de las luces que alumbraban su camino, nuestro camino. Te echo de menos.
 
Atentamente: el trece de tu viernes.

domingo, 13 de enero de 2013

Soy el sueño que te sueña.


Nada mejor que una maldita fecha para recordarte lo poco que eres, o directamente para hacerte saber que ya no eres nada. Gracias mundo cruel por devolverme las patadas que aún no he dado. Si algún día la suerte quiere estar de mi parte, entonces, te buscaré.

jueves, 10 de enero de 2013

Necesito necesitarte.


Probablemente sea verdad eso de que soy rara, pero precisamente eso me hace encontrarme con los lugares más perfectos para olvidar al mundo. Para casi todo el mundo eso es solo un sitio más, un sitio cualquiera, un sitio conocido por todos, pero solo hace falta que tú te sientas a gusto para que sea perfecto para ti. Allí te planteas muchas cosas, y hoy, no podías faltar tú en todas y cada una de ellas.
 
¿Sabes? Te he querido mucho, muchísimo. Te he querido como a nadie he querido nunca. Me has enseñado a hacerlo y creo que he aprendido bastante bien, o al menos no he tenido queja alguna. Un día dije que no quería tener un número, una fecha, un día, con el que empezar. No quería. Todo lo que empieza termina, y para eso, mejor que no empiece nada. Yo nunca he empezado nada hasta el 13 de enero, y me ha ido muy bien. Bueno, un ‘muy bien’ relativo. No te voy a decir que me arrepienta, porque no me puedo arrepentir de la persona más importante que ha pasado por mi vida, pero ninguna de mis historias anteriores han terminado. Se han quedado en el aire, pero no han terminado.
 
Mira, supongo que doy demasiadas vueltas a todo y más cuando una persona significa tanto ¿no?, pero te aseguro que después de todo lo dicho no me quedan ganas para seguir. No tengo ganas de seguir con esto sabiendo que cada día es un día menos, sabiendo que cada día que pasa te pierdo un poquito más. Que ha sido lo más bonito, que.. no hay palabras para describirlo, es una cosa que tengo clarísima desde los primeros días. Aunque nadie se crea que eres diferente de los demás, eso es porque no han pasado por los que son todos iguales.
 
 ¿El problema de todo esto? Que lo nuestro sí que tiene un final, que son preciosos, perfectos, maravillosos todos los planes de futuro, pero ninguno de esos planes sale. Al fin y al cabo pasan demasiadas cosas en la vida como para saber cómo, con quién, cuándo y dónde terminarás. Por eso estoy así, porque no puedo. No puedo hacerme a la idea de que  te pierdo. No puedo. No me considero la más madura del mundo, pero algo más que tú, sí. Será por lo difícil que me lo han puesto todo siempre, o porque no he tenido todo lo que quería. No sé. Te entiendo perfectamente cuando dices que quieres estar sin nadie, que quieres conocer a otras, que quieres disfrutar ¿no?, pero al igual que yo te entiendo te pido que te pongas un segundo en mi lugar. Por favor. Un segundo en el lugar de una de las personas que más te quiere, y para la que eres lo más importante. Me siento sola, muy sola..
 
Probablemente casi nadie leerá esto, pero quien lo haga no lo entenderá. Se reirá o pensará que solamente soy una cría. Pero una persona sabe perfectamente lo que quiere cuando tiene todo claro. Y yo te quiero. Y te voy a querer siempre.
 
Nunca me ha parecido difícil hablar sobre ti, sobre nosotros. Y nunca me lo parecerá.